Que el sector tecnológico tenga que estar siempre en constante cambio para no quedarse atrás es algo que todos hemos asumido como un nuevo mantra.
No es raro escuchar en cualquier conversación que los tiempos están evolucionando a una velocidad nunca vista antes, y todo tiene mucho que ver con el ritmo de vida, con la importancia que ha cobrado internet o con la conectividad real que tiene todo el mundo en la palma de su mano.
Una de las principales compañías a nivel mundial que presta este tipo de servicios es Movistar. La compañía que surgió de la evolución de Telefónica ha vuelto a dar un paso más optando también por mostrar a su nuevo y renovado público una imagen distinta. Rediseñando su estrategia comercial y también de imagen.
Aunque parezca un capricho, lo cierto es que hay que pensar en una renovada audiencia, más consciente de la importancia de una imagen, acostumbrada a moverse por la red y que busca en su empresa también identificarse e identificarla a un sólo golpe de vista.
De ahí que, tras el lanzamiento de una M mucho más plana y monocromática, olvidándose del clásico verde y apoyándose en las curvas que ya tenía para el resto de los iconos, que parecen salidos de la propia imagen de la M.
Sin pensarlo dos veces, a partir de ahora la nueva identidad visual cobrará una importancia aún mayor de la que tenía para la compañía española, que buscará un libro de estilo que unirá su propio imagotipo con toda la papelería y acción que desarrollen.
El nombre pasa a segundo plano, queda patente que hoy en día una imagen identifica más que el nombre de la marca. Buscan que con sólo una M, Movistar llegue a nuestra mente de manera directa. Habrá que estar atentos a la campaña de identidad corporativa que desarrollarán en medios de ahora en adelante. Porque todo serán impactos.