¿Cuáles son las fórmulas de inversión disponibles tanto para particulares como para grandes corporaciones? Muchas. Dependiendo del capital, de los riesgos asumibles y de muchas otras variables como la búsqueda de rentabilidad a corto, medio y largo plazo, tanto las gestoras como los propios bancos ofrecen distintos tipos de posibilidades a sus clientes.
Uno de los tipos de inversión más comunes relacionados con la banca es el Investment Banking, que parte de la base de que sean los propios bancos los que gestionen la cartera de inversión a través de sus diferentes productos, así como en caso fusiones o adquisiciones, la creación de mercado, los productos de renta fija o variable o los llamados servicios FICC, más dirigidos hacia las materias primas y divisas.
En su origen, el investment banking estaba dirigido a la compra de los productos de oferta pública, las ofertas secundarias del mercado e incluso el brokerage. La inversión corporativa siempre ha estado muy ligada a fondos y mercados, dando a elegir entre los numerosos productos con más o menos riesgo a los inversores, ya sean pequeños o grandes corporaciones.
Luego también existe otra fórmula también común, la denominada Wealth Management, dirigida a un tipo de gestión patrimonial de la cartera de inversión donde se da también importancia a la posibilidad de asesoramiento legal o fiscal y, sobre todo, se centra en ofrecer productos que se centren en la consecución de un plan de inversión concreto.
A priori puede parecer que era un tipo de inversión más relacionada con las grandes familias financieras o incluso con las empresas que tenían una gran relación con las entidades bancarias, pero lo cierto es que a día de hoy también es el destino de muchas carteras de inversión de pequeños ahorradores que pretenden a través de sus servicios mejorar la riqueza patrimonial para poder ir incrementando su riqueza en el tiempo y que necesitan del asesoramiento de los mejores para llevar a cabo una diversificación de productos de inversión.
Y esa es la clave, la diversificación de productos, pero a la vez con un asesoramiento en otros campos más allá del financiero que les ayuda a reinvertir o incluso a beneficiarse de ciertas ventajas fiscales.
Investment banking versus Wealth Management, ¿qué elegir? Como siempre, dependerá del riesgo y de la intención de cada inversor. No es lo mismo apostar por tener beneficios a corto que a largo plazo, ni es la misma la necesidad de unos que de otros. De ahí que lo más importante es informarse bien de las ventajas y desventajas de cada una de las fórmulas.