– Los diputados de Vox abandonan el hemiciclo y dejan los pinganillos en el escaño de Pedro Sánchez
– EH Bildu define la reforma como un «paso simbólico pero importante»
– Junts pide pasar del «derecho de hablar catalán» en el Congreso al «derecho a la autodeterminación»
MADRID, 19 (SERVIMEDIA)
El Congreso de los Diputados aprobó este martes −con 176 votos a favor, 169 en contra y dos abstenciones− la tramitación de la proposición de ley de reforma del Reglamento del Congreso de los Diputados para permitir el uso de las «lenguas que tengan carácter de oficial en alguna comunidad autónoma».
Los diputados dieron así el primer paso para validar esta reforma en un Pleno en el que ya se pudo intervenir en la tribuna en catalán, gallego y vasco, además de castellano, dado el acuerdo de la Mesa del Congreso que así lo posibilitaba.
Además, se acordó la tramitación directa y en lectura única −179 votos a favor y 171 en contra− de esta iniciativa impulsada por PSOE, Sumar, ERC, Bildu, PNV y BNG, de manera que se pueda aprobar definitivamente la reforma en el Pleno de este mismo jueves.
La presidenta del Congreso, la balear Francina Armengol, intervino en todo momento en castellano aún siendo catalonaparlante, mientras que los portavoces que hicieron uso de la palabra en la tribuna se expresaron en gallego, catalán o vasco, además de castellano.
Antes de empezar el Pleno, la portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra, defendió su escrito de reconsideración sobre el uso desde hoy mismo de diversas lenguas aún cuando no se ha aprobado la norma. No obstante, Armengol le recordó que es decisión de la Mesa.
Nada más iniciar el debate, hablando en gallego el socialista José Ramón Besteiro, la portavoz de Vox, Pepa Millán, intentó parar el discurso, pero Armengol le instó a respetar el uso de la palabra porque «el Congreso es el Templo de la palabra».
Entonces, los parlamentarios de Vox abandonaron el Hemiciclo depositando los aparatos de traducción en la mesa del escaño vacío del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ausente durante todo este debate por su viaje oficial a la Asamblea de la ONU. En cualquier caso, votó telemáticamente a favor de esta proposición de ley.
GOBIERNO
En el turno a favor de los grupos autores de la iniciativa, el socialista Besteiro defendió la conveniencia de incorporar al funcionamiento del Congreso «las lenguas que son comunes a gran parte de la ciudadanía». «Que la sede de la soberanía se exprese en todo su potencial lingüístico es un símbolo de unión en la diversidad», subrayó.
«Acordar para avanzar. Así se ha construido la democracia española», afirmó el diputado socialista dirigiéndose a la bancada del PP. Así, instó al partido de Alberto Núñez Feijóo a «cambiar el rumbo» tras acusarle de «asociar el acuerdo con la debilidad». De tal forma, en una intervención en la que combinó el castellano con el gallego, llamó a poner fin a una «indefinición reglamentaria» sin poner «excusas».
Tras tachar de «tan incomprensible como doloroso» el posicionamiento contrario del PP, dijo que abundan «razones jurídicas y constitucionales» para tomar en consideración una reforma de esta naturaleza. Defendió que es «posible desde el punto de vista técnico» y también que «el Parlamento es suficientemente grande para que en él quepan todas las lenguas». «La uniformidad no garantiza la cohesión» y «los símbolos deben ser cuidados», aseveró.
Por su parte, la portavoz de Sumar, Marta Lois, comenzó citando en gallego al exdiputado de la Segunda República Daniel Castelao, quien reclamaba respeto por su idioma y llamaba separatista a quien lo despreciara. Ya en castellano, dijo que este día «histórico» se aprueba una norma «de sentido común» que refleja que la fuerza de España está en la pluralidad y que en la calle ya se habla en otras lenguas distintas del castellano.
Lois afirmó no sentir «complejo», sino «orgullo» por España, y reclamó nuevos pasos como que se estudien las lenguas cooficiales en todo el país y que los medios de comunicación también las usen, porque «la pluralidad es del conjunto de España y sus instituciones», frente a la «creación de enemigos internos» que atribuyó a «identidades en negativo» y «a la defensiva». Así, cuestionó que el PP y Vox se llamen constitucionalistas y aseguró que los avances territoriales y avances sociales «van de la mano».
Criticó la concepción «funcionalista» de las lenguas que ve en ellas un elemento de comunicación, por lo que valdría el castellano como lengua común, afirmando que hay otras posibilidades y que «las lenguas no compiten entre sí» y que «hablar en una no niega las otras».
También dijo que el coste de la traducción es «una gota de agua en el océano de los presupuestos», y recordó que Feijóo hablaba en gallego en el Parlamento autonómico. Por último, contrapuso que la «rebelión nacional» que Sumar imputa el PP fue en las urnas el 23 de julio y le pidió no desestabilizar el país, porque la mayoría deparó un Gobierno progresista.
A FAVOR
El primero en hablar en catalán hoy en el Hemiciclo fue el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, para subrayar que usar las lenguas cooficiales en esta Cámara no es una «falta de respeto», pero matizó que lo que sí lo es que un fondo de «sátrapas saudís» compre Telefónico o que la Real Federación Española de Fútbol «continúe hoy en día faltando al respeto» a «unas jugadoras de fútbol campeonas del mundo».
Inició su discurso con una frase en castellano: «Ven como no es tan malo esto de hablar en otras lenguas, que rompemos a la derecha», dijo haciendo alusión al abandono de Vox del Hemiciclo justo cuando empezaba el debate.
Según Rufián, esas críticas son «una oda a la ignorancia» porque un Estado que tiene esta «extraordinaria» diversidad lingüística y cultural y la «maltrata de esta manera simplemente es que no lo merece». En concreto, dijo que la derecha, la ultraderecha y «alguno de la izquierda no merece ni Cataluña ni Euskadi».
Entre otros aspectos, Rufián aclaró que ni el castellano está «perseguido» ni «amenazado» en Cataluña ni el catalán es «patrimonio exclusivo del independentismo», sino que es «de todos». «Me niego a que esto que está pasando sea una victoria», dijo, al tiempo que añadió que se niega a que su cultura y su lengua «necesite de perdedores».
A su vez, la portavoz del también proponente EH Bildu, Mertxe Aizpurua, alternando euskera y castellano aunque solapando varias ideas en ambos idiomas, agradeció el «paso simbólico pero importante» de introducir las lenguas cooficiales en el Congreso, pero subrayó que los euskoparlantes querrían vivir toda su vida en euskera y no pueden, y que «corresponde al Estado garantizar ese derecho» en los ámbitos de su competencia. También vinculó directamente el tener una lengua propia con que el País Vasco es «una nación»; a ello atribuyó que el PP y Vox «estén tan enfadados».
Aizpurua aseguró que el euskera «otorga una forma particular de ver el mundo» y «sentimientos compartidos», y que «todo eso crea comunidad». Reconoció que también el castellano y el francés forman parte de su sociedad pero denunció que sólo una ha sido minorizada, en la «obsesión» de algunos «por uniformizar este Estado».
La portavoz de EH Bildu rechazó el enfoque de defender las lenguas cooficiales desde «el relato de la riqueza de los idiomas de España», porque coloca al euskera en un ámbito «folklórico». En esa línea, presentó las lenguas como «un tesoro universal» pero «no para guardarlo en una caja sino para transmitirlo de unos a otros», porque «si no se usa se extingue». Y emplazó a que «queda mucho por hacer en favor del euskera».
Por parte del PNV, Joseba Agirretxea recordó el pasado en el que se perseguía el euskera para celebrar que ahora se haya cambiado el paso y se permita el uso, pese a que hace un año se impidió la tramitación de una norma en este sentido. Así, se felicitó porque ahora esa autorización sea respaldada por algunos, en alusión a los socialistas, aunque ese apoyo «directamente proporcional a sus coyunturas y necesidades políticas».
Pero también arremetió contra el PP, la formación que lidera «el nuevo salvador que nos llega desde Galicia», por Feijóo, por la posición contraria al uso de más lenguas ya que «no pueden quitarse de encima la sombra del imperio» y «temen a todo a aquel que es diferente». Usan, dijo, una «supuesta defensa del castellano contra el resto» porque «toman como enemigo a todo aquel que no habla en español».
El diputado vasco comenzó su intervención aludiendo a los parlamentarios de Vox que abandonaron el Hemiciclo para celebrar que «los que se han marchado son los mismos que antes nos echaban de clase, nos multaban o nos metían en la cárcel por hablar euskera». «Ahora se han ido ellos, algo hemos avanzado», sostuvo.
Para cerrar el uso de la palabra de los proponentes de la iniciativa, el diputado del BNG, Néstor Rego, aplaudió que el de hoy sea «un buen día para las lenguas y para la democracia». «Es también una cuestión de derechos», recalcó en una intervención en gallego en la que mostró su orgullo por poder usar «con normalidad la lengua» del que dijo que es su «país». Además, no perdió la oportunidad para cargar contra el líder del PP diciendo que «es indecente» que vaya a votar «en contra del gallego».
También a favor pese a no firmar la propuesta, la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, ensalzó que en el Congreso resuena «por primera vez sin censura y sin limitaciones la lengua catalana» y añadió que esta situación demuestra que «solo era cuestión de voluntad política» que el catalán tenga el «estatus que se merece», aunque vio claro que algunos tienen esta convicción «no por convicción, sino por necesidad».
Nogueras lamentó que la «obsesión» de liquidar la identidad catalana se ha reflejado en prohibiciones en leyes y en sentencias, pero puso en valor que «la nación catalana ha resistido» y que ha habido generaciones de ciudadanos de Cataluña que «han persistido y han mantenido viva nuestra nación y nuestra lengua». «Recogemos el testimonio de todos ellos», aseguró.
«Hoy, la desconfianza de Junts hacia los partidos independentistas, una desconfianza que ustedes se han merecido, nos ha llevado a desbloquear en pocas semanas eso que parecía imposible y este es el camino», dijo, y avisó de que, además de tener «el derecho de hablar catalán», tienen «el derecho a la autodeterminación, pero de eso hablaremos de aquí a unas semanas».
EN CONTRA
En nombre del PP, el diputado Borja Sémper tachó de «absurdo despreciar la existencia de una lengua común» con la modificación del Reglamento del Congreso de los Diputados y hacerlo por «las necesidades aritméticas» del jefe del Ejecutivo en funciones y líder del PSOE de obtener los votos de los independentistas de cara a una eventual investidura.
Al intervenir en el turno contrario a la reforma del Reglamento para posibilitar el uso de las lenguas cooficiales, empleó en momentos el euskera aunque tradujo sus manifestaciones nada más terminarlas. Posteriormente, él mismo aclaró que con esta intervención «mínimamente bilingüe» quiso «reflejar lo que ya se podía hacer» en esta Cámara.
«No podemos ni vamos a aceptar lecciones de nadie sobre el respeto y la promoción» de las lenguas cooficiales, avisó, al tiempo que defendió que que «vivir en una España en la que hay varios idiomas es una suerte». Criticó, no obstante, que los diputados no estén convocados a este primer Pleno «para favorecer ninguna lengua ni para promocionar su uso». «Esta iniciativa va a favor de Pedro Sánchez y todos lo sabemos. Es un pago político», sintetizó su postura.
Para Vox, en palabras de su portavoz en el Congreso, Pepa Millán, esta iniciativa nace de la «necesidad» de «poder» de «Sánchez y de todo el PSOE», un «poder» que es «corrosivo». Además, acusó a los socialistas de convertirse en el «brazo ejecutor» de una «medida que rechazaban frontalmente tiempo atrás» y «ahora abraza con tanto entusiasmo».
Según Millán, el PSOE «no traiciona a sus votantes», sino que ironizó con que «solamente cambian de opinión». En este punto, criticó que Sémper haya cambiado de opinión «de ayer a hoy», haciendo alusión a que el diputado del PP haya empleado en su intervención tanto el castellano como el euskera.
Esta iniciativa, según Millán, convierte el Congreso en una «torre de Babel artificiosa objeto de quienes buscan desmembrar España». Por ello, ya avanzó que los 33 diputados de Vox no van a formar parte de este «sainete separatista». «Se pueden ahorrar nuestros traductores y nuestros pinganillos», finalizó.
El diputado de UPN, Alberto Catalán, atacó a los diputados vascos por su «obsesión enfermiza» y sentenció que «Navarra no es Euskadi ni Euskalerria», al tiempo que criticó el «daño que se le hace a las lenguas por esta utilización política» con una iniciativa que dijo que es «fruto del chantaje político» y «la imposición a la hora de constituir» esta Cámara.