Las personas con discapacidad deben formarse en Inteligencia Artificial por ser una «aliada de la inclusión»

– Una mesa redonda de Odismet de Fundación ONCE destaca que «la transformación digital es una oportunidad de empleo»

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MADRID, 28 (SERVIMEDIA)

La directora de Formación, Empleo, Operaciones y Estudios de Fundación ONCE, Sabina Lobato, defendió este viernes la necesidad de que las personas con discapacidad se formen en nuevas tecnologías y en Inteligencia Artificial (IA) por ser «aliadas de la inclusión» y porque «la transformación digital es una oportunidad de empleo para el colectivo». «Tenemos que estar ahí».

Lobato realizó estas declaraciones durante la presentación del Informe 8 Odismet del Observatorio sobre Discapacidad y Mercado de Trabajo en España, celebrada en la sede de Por Talento Digital de Fundación ONCE.

Participó en una mesa redonda junto a María Cruz González-Conde, subdirectora general Adjunta de Estadística e Información del SEPE; Pilar Villarino, directora ejecutiva del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi); y Carlos Santana, divulgador de Inteligencia Artificial, en la que se analizó el potencial de esta nueva tecnología y los riesgos y oportunidades que ofrece para las personas con discapacidad.

Según Lobato, «debemos estar muy vigilantes» y «observantes» a fin de que las formaciones en competencias digitales que ofrece el programa Por Talento Digital de Fundación ONCE incorporen estas nuevas competencias. «Soy optimista» respecto al futuro y «a las oportunidades» que esta tecnología ofrece, dijo Lobato, pues, como todas, presenta «una doble cara».

Como ejemplo, señaló que es cierto que «vamos hacia un mundo cada vez más visual» que puede dejar fuera a las personas ciegas. Sin embargo, la misma Inteligencia Artificial permite interpretar y describir imágenes, lo que «ofrece la posibilidad de superar esa misma barrera». «Depende del uso», y desde luego «tenemos que estar bien formados y presentes», a fin de «prescribir cómo han de ser esas soluciones y el diseño para todas las personas».

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En la misma idea insistió Villarino, para quien «las personas con discapacidad debemos estar ahí, sí o sí». «Se nos tiene que ver», aseguró, y apostó por que el movimiento de la discapacidad consiga que «la tecnología sea aliada de la inclusión».

BRECHA DIGITAL

Villarino advirtió del peligro que «la brecha digital» entraña para el colectivo de las personas con discapacidad, que tiene que ver con el acceso, la formación, la alfabetización digital y la accesibilidad. Por ello, «debemos formarnos y estar presentes», recalcó. «Si no lo hacemos, no es que nos vayan a arrinconar, sino que directamente nos van a echar de este mundo que viene», advirtió. A su juicio, hay que impulsar la participación de las personas con discapacidad «en la generación de algoritmos y en su entrenamiento».

Carlos Santana, por su parte, destacó «el potencial disruptivo» de la Inteligencia Artificial, que significa la destrucción de muchos empleos en el corto plazo, pero también nuevas oportunidades laborales. «Ahora es el momento de ser muy ágiles y flexibles», pues «estamos en una época de grandes cambios», defendió.

Apuntó que «nos estamos encontrando con carreras técnicas que se quedan obsoletas en cuatro años», y en este plazo «no hay tiempo para modificar los planes de estudio». Desde luego que «esto supone un problema», admitió, aunque al mismo tiempo, la IA ofrece «nuevas herramientas para enseñar y aprender» en Primaria y en Secundaria que pueden resultar muy útiles.

Por otro lado, reflexionó sobre que Chat GPT «es un sistema sesgado, aunque cada vez menos», aunque precisó que «los humanos también tenemos sesgos». El mayor riesgo, a su juicio, es que «si todos lo utilizamos, será ese sesgo particular el que se imponga». Ello puede resultar perjudicial, aunque también hay muchas personas trabajando en lenguaje para corregirlo.

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FORMACIÓN

Por último, González-Conde destacó la responsabilidad de los servicios públicos de empleo en «conseguir que las personas demandantes se formen». «Hay que estar detrás de ellas», indicó, pues, «en general, una persona en riesgo de exclusión lo que quiere es un trabajo para pagar sus facturas». «No quieren oír que hay que formarse continuamente» y «hemos de convencerles de que es el primer paso para poder mejorar».

En este sentido, Lobato reclamó que las Administraciones Públicas tienen en este punto «un papel muy importante», pues hay personas «que sí están al tanto de las últimas tendencias y que saben de la necesidad de la formación continua», pero «hay otras que no». Estas últimas «viven el día a día» y «no entienden» esta necesidad e insistió en que la administración debe implicarse para lograr una ciudadanía bien formada.