El envejecimiento humano, los cambios orgánicos, la reducción de las funciones biológicas y la capacidad del estrés metabólico forman parte de nuestro envejecimiento. En los humanos, los progresos fisiológicos habitualmente van conducidos por los cambios psicológicos de conducta, igualmente suelen suceder otros cambios, que implican los factores sociales y económicos.
El envejecimiento inicia tan pronto como se alcanza la edad adulta y es un fragmento tan significativo de la vida humana como la niñez, la infancia y la adolescencia. La geriatría o también conocida como el estudio del envejecimiento, se relata especialmente a los cambios que suelen suceder entre el logro de la razón y la muerte de la persona. El objetivo principal de la investigación en geriatría es identificar los factores que intervienen en estos grandes cambios. Se aspira que la aplicación de esta comprensión disminuya las inhabilidades actualmente asociadas al envejecimiento.
Por ejemplo los aspectos biofisiológicos del envejecimiento contienen los factores biológicos primordiales que consideran al envejecimiento como el estado actual de la salud. Dado que la posibilidad de muerte incrementa rápidamente con el progreso de la edad, es indudable que deben originarse cambios en la persona que lo hacen cada vez más sensible a las enfermedades. Por ejemplo, un adulto joven logra recuperarse rápidamente de una neumonía, mientras que una persona de edad más avanzada puede morir rápidamente.
Los fisiólogos han manifestado que el beneficio de muchos órganos, como por ejemplo los riñones, el corazón, los pulmones o el cerebro, muestra una bajada gradual a lo largo de la vida. Parte de esta deducción se debe a las grandes pérdidas celulares de estos órganos.
Igualmente, las células que persisten en una persona anciana logran no funcionar tan bien como las de los jóvenes. Diversas enzimas celulares logran ser menos activas por ese motivo se puede precisar de más tiempo para llevar a cabo las reacciones químicas en un anciano. Aunque en última instancia, las células pueden morir.
El envejecimiento suele afectar los principales sistemas del cuerpo humano alterando por completo el sistema cardiovascular originando enfermedades del corazón, por ese motivo que la mayoría de los ancianos mueren de infartos fulminantes.