Desde que el VIH empezó a ser conocido ha sido una de las mayores preocupaciones sanitarias. El Virus de la Inmunodeficiencia Humana ataca directamente al sistema inmune, algo que deja expuesto a poder contraer muchas infecciones que pueden incluso hacer que corra peligro la vida de los infectados.
Si nos remontamos a los orígenes, nos tendremos que desplazar hasta los años 80, cuando comenzaron a detectarse una variante del cáncer de piel en perfiles de personas homosexuales, algo que acabó conociéndose como la «peste rosa» precisamente por las manchas que empezaban a mostrarse en la epidermis. Fue a partir de 1984 cuando se consideró ya epidemia y comenzó a estudiarse en profundidad.
Dejando a un lado la parte más técnica de este virus, lo cierto es que durante los años 90 y en adelante, se comenzó a estigmatizar a las personas que lo contraían, aislándoles socialmente y creando una alarma a su alrededor como pocas afecciones habían conseguido. Lo cierto es que en parte, el desconocimiento general de las formas de contagio, favorecieron también esta situación.
La educación, la prevención y los estudios posteriores que permitieron que gracias a un tratamiento los portadores puedan vivir, aunque con tratamiento, una vida normal, han hecho que todo haya cambiado.
Sin embargo, aunque aún no se ha descubierto nada que sane la afección, si se acaba de comercializar Truvada, una pastilla que inhibe los efectos del Sida – independientemente de las medidas de prevención que deben seguirse, sobre todo en términos de protección sexual – y que acaba de llegar a Europa.
Tras llevar años comercializándose en Estados Unidos, finalmente la UE ha decidido comercializar el fármaco, pastilla que evita el contagio de manera más que eficaz.
Un estudio clínico con el 100% de efectividad avala el tratamiento. Aunque en España hasta ahora se había utilizado para tratar a personas ya infectadas, la novedad es que comenzará a comercializarse para perfiles sanos que pretendan evitar el contagio aún siguiendo todas las medidas de prevención ya conocidas y establecidas también por la Medicina.
Sólo falta que se defina la regulación que regirá el uso de este nuevo fármaco, pero desde luego es un paso más para la erradicación de este virus.